Mi valoración: 2 / 5
Fecha de publicación: junio 2020
Leído: junio 2020
Sinopsis
Una noche de diciembre, un cadáver yace en el suelo de la habitación 622 del Palace de Verbier, un hotel de lujo en los Alpes suizos. La investigación policial no llegará nunca a término y el paso del tiempo hará que muchos olviden lo sucedido. Años más tarde, el escritor Joël Dicker llega a ese mismo hotel para recuperarse de una ruptura sentimental. No se imagina que terminará investigando el viejo crimen, y no lo hará solo: Scarlett, la bella huésped y aspirante a novelista de la habitación contigua, lo acompañará en la búsqueda mientras intenta aprender también las claves para escribir un buen libro.
¿Qué sucedió aquella noche en el Palace de Verbier? Es la gran pregunta de este thriller diabólico, construido con la precisión de un reloj suizo. Joël Dicker nos lleva finalmente a su país natal para narrarnos una investigación policial en la que se mezclan un triángulo amoroso, juegos de poder, traiciones y envidias en una Suiza no tan tranquila, donde la verdad es muy distinta a todo lo que hayamos imaginado.
Sinopsis
Una noche de diciembre, un cadáver yace en el suelo de la habitación 622 del Palace de Verbier, un hotel de lujo en los Alpes suizos. La investigación policial no llegará nunca a término y el paso del tiempo hará que muchos olviden lo sucedido. Años más tarde, el escritor Joël Dicker llega a ese mismo hotel para recuperarse de una ruptura sentimental. No se imagina que terminará investigando el viejo crimen, y no lo hará solo: Scarlett, la bella huésped y aspirante a novelista de la habitación contigua, lo acompañará en la búsqueda mientras intenta aprender también las claves para escribir un buen libro.
¿Qué sucedió aquella noche en el Palace de Verbier? Es la gran pregunta de este thriller diabólico, construido con la precisión de un reloj suizo. Joël Dicker nos lleva finalmente a su país natal para narrarnos una investigación policial en la que se mezclan un triángulo amoroso, juegos de poder, traiciones y envidias en una Suiza no tan tranquila, donde la verdad es muy distinta a todo lo que hayamos imaginado.
Mi opinión
Joël y él tenían una gran relación no solo en el plano laboral, sino, casi padre e hijo por lo que refleja. En la novela se pueden ver muchos guiños a su editor en varios juegos de palabras o gustos que éste tenía, lo que denota el gran aprecio mutuo.
Joël Dicker, nació en Suiza y ahí es donde se desarrolla prácticamente toda la trama, a caballo entre Ginebra y el hotel Palace de Verbier entre otras. En el proceso de escribir el libro, el autor decide hacer un viaje de supuestas vacaciones para superar todo lo pasado y se hospeda en dicho hotel.
Una vez alojado en la habitación 623, Joël se entera de que el Palace fue años antes el escenario de un crimen del cual no se supo quién fue el asesino justo en la habitación de al lado. El escritor empieza a investigar y a relatar datos, pero hasta más de la mitad de la novela no conoceremos ni al autor ni a la víctima.
Me ha parecido una trama muy enrevesada a veces bastante increíble y sobre todo lo que más destaco es que cada capítulo te deja con una incógnita. Si tú quieres que el lector sea participe de la trama tienes que darle pistas y conclusiones de la investigación para que el colabore en la resolución del caso. En este libro el lector es un mero espectador al que el escritor va contando lo que quiere y no puede hacer más que ver como la trama parece una partida difícil de Cluedo. Producto de esto yo he llegado a perder el interés, tanto tiempo sin respuestas cansa, siempre dejando con la miel en los labios.
Aún así yo esperaba que al ser un homenaje a su editor y contar cosas de él iba a relatar anécdotas vividas y realmente solo se centra en la estima que dicho editor le tenía a su obra. Me ha parecido una publicidad extra y alabanza a sus novelas puestas en boca de su editor. Que no digo que Bernard no lo pensara, pero evidentemente no es él quien lo ha escrito.
Éste es el tercer libro que leo de este escritor y sigo prefiriendo el primero que leí que es su segundo libro publicado.
Al final me quedo con esta frase:
"La vida es una novela que ya sabemos cómo termina: al final el protagonista muere. Así que lo más importante no es cómo acaba nuestra historia, sino cómo vamos a llenar las páginas. Pues la vida, igual que una novela, tiene que ser una aventura."
Este libro empieza con el propio Joël Dicker como protagonista que quiere escribir un libro como un homenaje a su editor fallecido a principios de 2018, Bernard de Fallois.
Joël y él tenían una gran relación no solo en el plano laboral, sino, casi padre e hijo por lo que refleja. En la novela se pueden ver muchos guiños a su editor en varios juegos de palabras o gustos que éste tenía, lo que denota el gran aprecio mutuo.
Joël Dicker, nació en Suiza y ahí es donde se desarrolla prácticamente toda la trama, a caballo entre Ginebra y el hotel Palace de Verbier entre otras. En el proceso de escribir el libro, el autor decide hacer un viaje de supuestas vacaciones para superar todo lo pasado y se hospeda en dicho hotel.
Una vez alojado en la habitación 623, Joël se entera de que el Palace fue años antes el escenario de un crimen del cual no se supo quién fue el asesino justo en la habitación de al lado. El escritor empieza a investigar y a relatar datos, pero hasta más de la mitad de la novela no conoceremos ni al autor ni a la víctima.
Me ha parecido una trama muy enrevesada a veces bastante increíble y sobre todo lo que más destaco es que cada capítulo te deja con una incógnita. Si tú quieres que el lector sea participe de la trama tienes que darle pistas y conclusiones de la investigación para que el colabore en la resolución del caso. En este libro el lector es un mero espectador al que el escritor va contando lo que quiere y no puede hacer más que ver como la trama parece una partida difícil de Cluedo. Producto de esto yo he llegado a perder el interés, tanto tiempo sin respuestas cansa, siempre dejando con la miel en los labios.
Aún así yo esperaba que al ser un homenaje a su editor y contar cosas de él iba a relatar anécdotas vividas y realmente solo se centra en la estima que dicho editor le tenía a su obra. Me ha parecido una publicidad extra y alabanza a sus novelas puestas en boca de su editor. Que no digo que Bernard no lo pensara, pero evidentemente no es él quien lo ha escrito.
Éste es el tercer libro que leo de este escritor y sigo prefiriendo el primero que leí que es su segundo libro publicado.
Al final me quedo con esta frase:
"La vida es una novela que ya sabemos cómo termina: al final el protagonista muere. Así que lo más importante no es cómo acaba nuestra historia, sino cómo vamos a llenar las páginas. Pues la vida, igual que una novela, tiene que ser una aventura."
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